Criselefantinas

Las estatuas criselefantinas provocaban un efecto visual impactante, reflejando de ese modo la riqueza material y cultural de quienes las construían.

 Criselefantinas

 Criselefantinas 

El vocablo criselefantino o crisoelefantino (proveniente del griego “chrysos” –oro- , y “elephantinos” –elefante, animal del cual se obtiene el marfil-) es un término técnico, que alude a las esculturas realizadas en oro y marfil. 
Es posible conocer ejemplares de esculturas de este tipo producidas en el segundo milenio a. C., procedentes de regiones que luego formarían parte del mundo griego. La más famosa de tales esculturas es el Kuros de Palekastro, cuya creación se remonta, aproximadamente, al 1500 a. C. 
En la Grecia clásica, esta técnica era aplicada para la producción de estatuas de culto –a una escala mayor que la real-, que solían ubicarse dentro de los templos. Dos de los ejemplos más relevantes vieron la luz de la mano de Fidias: la escultura de  Atenea Pártenos de Atenas, y la escultura de Zeus, en el templo de Olimpia, de trece y doce metros de alto, respectivamente. 
 
 
Réplica de Atenea Pártenos en Nashville
 
Las estatuas criselefantinas provocaban un efecto visual impactante, reflejando de ese modo la riqueza material y cultural de quienes las construían. 
A finales del XIX, en la era contemporánea, el concepto criselefantino (que definía hasta entonces sólo la técnica que empleaba el marfil y el oro en un objeto de arte) amplió su significado. Pasó a definir a cualquier objeto escultórico en el cual se combinase el marfil como materia esencial y otro material -como el bronce, la madera, o el mármol-. En virtud de la afluencia, en esos años, de marfil proveniente de las colonias belgas en África, las criselefantinas se convertirán en un arte floreciente, llegando a ser las auténticas protagonistas de los salones de artes decorativas de París.
A partir de entonces, pues, y especialmente desde las primeras décadas del siglo XX, “criselefantina” designa a una estatuilla cuya piel está representada en marfil, y cuyos ropajes y otros detalles se hallan realizados en materiales diversos, tales como oro, bronce, mármol, plata u ónix.
Las esculturas criselefantinas del Art Nouveau, representan, principalmente, personajes mitológicos y orientales, o figuras femeninas bajo una visión fantástica. Esas primeras creaciones realizadas por artistas consagrados del momento, como Jean-Léon Gérome (1824-1904), Ernest Barrias (1841-1905) o Théodore Rivière (1857-1912), fueron aplaudidas por la crítica. 
 
 
Théodore Riviére, Salambó y Mathó
 
Durante el período del Art Déco, las criselefantinas reflejan madurez en la técnica, en tanto los talleres y el utillaje fueron perfeccionándose. 
En las décadas de 1920 y 1930, estas piezas se convierten en las figuras más deseadas por la alta sociedad, vendiéndose, por ello, en los centros más selectos de algunas capitales europeas como París, Londres y Berlín, y también en Nueva York, a este lado del Atlántico. 
A la hora de realizar sus obras, los artistas se inspiran, fundamentalmente, en los ballets rusos, mientras que la figura femenina asume el papel principal de musa para la creación de  criselefantinas en sensuales y elegantes posturas.
Característica de este período, es la producción de Demetre H. Chiparus (1886 -1947), escultor rumano llegado a Francia en 1912. Son famosas sus esculturas de bailarinas con ropajes exóticos, inspiradas en las danzas orientales.
 
 
 
 
Chiparus, Demetre. Antinea
  
 
 
 
 
 
 
 
Ferdinand Preiss (1882 - 1943), alemán, será otro de los tantos artistas que imprima a sus figuras criselefantinas, detalles de singularidad.
 
 
   Preiss, Ferdinand. Más liviana que el aire
 
Preparemos nuestra mirada…
Las criselefantinas francesas pueden distinguirse, usualmente, por su hieratismo: por lo general, son figuras solemnes que muestran exquisitos detalles. El bronce, trabajado con técnicas minuciosas, con acabados nutridos de texturas y relieves, exigen un acabado manual, ligado a la artesanía. Excelentes muestras de ello son las obras de Demetre Chiparus y de C. J. R. Colinet (1880 -  1950).
 
 
 
 
 
    Colinet, Robert. Bailarina hindú
 
 
Las criselefantinas alemanas y austriacas muestran, por su parte, acabados del bronce sobrios, con superficies lisas que reservan las aplicaciones a algunos detalles. Estas obras destacan por la vivacidad de sus esmaltes y por su moderno diseño, como se puede apreciar en las obras de Ferdinand Preiss, Otto Hoffman (1907 - 1996) o Josef Lorenzl (1892 - 1950).  
 
 
 
Lorenzl, Josef. Bailarina de ballet

… Y a la hora de adquirir una pieza  
Además de dejarnos llevar por nuestra preferencia estética y gusto personal, será relevante buscar la originalidad y autenticidad de la obra, contando con las sugerencias y orientación de expertos de confianza.
 

 

 

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Criselefantinas

Las estatuas criselefantinas provocaban un efecto visual impactante, reflejando de ese modo la riqueza material y cultural de quienes las construían.
01 de abril, 2021
 Criselefantinas

 Criselefantinas 

El vocablo criselefantino o crisoelefantino (proveniente del griego “chrysos” –oro- , y “elephantinos” –elefante, animal del cual se obtiene el marfil-) es un término técnico, que alude a las esculturas realizadas en oro y marfil. 
Es posible conocer ejemplares de esculturas de este tipo producidas en el segundo milenio a. C., procedentes de regiones que luego formarían parte del mundo griego. La más famosa de tales esculturas es el Kuros de Palekastro, cuya creación se remonta, aproximadamente, al 1500 a. C. 
En la Grecia clásica, esta técnica era aplicada para la producción de estatuas de culto –a una escala mayor que la real-, que solían ubicarse dentro de los templos. Dos de los ejemplos más relevantes vieron la luz de la mano de Fidias: la escultura de  Atenea Pártenos de Atenas, y la escultura de Zeus, en el templo de Olimpia, de trece y doce metros de alto, respectivamente. 
 
 
Réplica de Atenea Pártenos en Nashville
 
Las estatuas criselefantinas provocaban un efecto visual impactante, reflejando de ese modo la riqueza material y cultural de quienes las construían. 
A finales del XIX, en la era contemporánea, el concepto criselefantino (que definía hasta entonces sólo la técnica que empleaba el marfil y el oro en un objeto de arte) amplió su significado. Pasó a definir a cualquier objeto escultórico en el cual se combinase el marfil como materia esencial y otro material -como el bronce, la madera, o el mármol-. En virtud de la afluencia, en esos años, de marfil proveniente de las colonias belgas en África, las criselefantinas se convertirán en un arte floreciente, llegando a ser las auténticas protagonistas de los salones de artes decorativas de París.
A partir de entonces, pues, y especialmente desde las primeras décadas del siglo XX, “criselefantina” designa a una estatuilla cuya piel está representada en marfil, y cuyos ropajes y otros detalles se hallan realizados en materiales diversos, tales como oro, bronce, mármol, plata u ónix.
Las esculturas criselefantinas del Art Nouveau, representan, principalmente, personajes mitológicos y orientales, o figuras femeninas bajo una visión fantástica. Esas primeras creaciones realizadas por artistas consagrados del momento, como Jean-Léon Gérome (1824-1904), Ernest Barrias (1841-1905) o Théodore Rivière (1857-1912), fueron aplaudidas por la crítica. 
 
 
Théodore Riviére, Salambó y Mathó
 
Durante el período del Art Déco, las criselefantinas reflejan madurez en la técnica, en tanto los talleres y el utillaje fueron perfeccionándose. 
En las décadas de 1920 y 1930, estas piezas se convierten en las figuras más deseadas por la alta sociedad, vendiéndose, por ello, en los centros más selectos de algunas capitales europeas como París, Londres y Berlín, y también en Nueva York, a este lado del Atlántico. 
A la hora de realizar sus obras, los artistas se inspiran, fundamentalmente, en los ballets rusos, mientras que la figura femenina asume el papel principal de musa para la creación de  criselefantinas en sensuales y elegantes posturas.
Característica de este período, es la producción de Demetre H. Chiparus (1886 -1947), escultor rumano llegado a Francia en 1912. Son famosas sus esculturas de bailarinas con ropajes exóticos, inspiradas en las danzas orientales.
 
 
 
 
Chiparus, Demetre. Antinea
  
 
 
 
 
 
 
 
Ferdinand Preiss (1882 - 1943), alemán, será otro de los tantos artistas que imprima a sus figuras criselefantinas, detalles de singularidad.
 
 
   Preiss, Ferdinand. Más liviana que el aire
 
Preparemos nuestra mirada…
Las criselefantinas francesas pueden distinguirse, usualmente, por su hieratismo: por lo general, son figuras solemnes que muestran exquisitos detalles. El bronce, trabajado con técnicas minuciosas, con acabados nutridos de texturas y relieves, exigen un acabado manual, ligado a la artesanía. Excelentes muestras de ello son las obras de Demetre Chiparus y de C. J. R. Colinet (1880 -  1950).
 
 
 
 
 
    Colinet, Robert. Bailarina hindú
 
 
Las criselefantinas alemanas y austriacas muestran, por su parte, acabados del bronce sobrios, con superficies lisas que reservan las aplicaciones a algunos detalles. Estas obras destacan por la vivacidad de sus esmaltes y por su moderno diseño, como se puede apreciar en las obras de Ferdinand Preiss, Otto Hoffman (1907 - 1996) o Josef Lorenzl (1892 - 1950).  
 
 
 
Lorenzl, Josef. Bailarina de ballet

… Y a la hora de adquirir una pieza  
Además de dejarnos llevar por nuestra preferencia estética y gusto personal, será relevante buscar la originalidad y autenticidad de la obra, contando con las sugerencias y orientación de expertos de confianza.